La Targa Florio, magia entre las montañas
La prueba fue creada en 1906 por Vicencio Florio y el premio, una bandeja, de ahí el nombre: la Targa Florio. Nacida en 1906, la Targa Florio (murió) a mediados de los años setenta, cuando quedo patente que el circuito había quedado desfasado para los prototipos de entonces, que alcanzaban los 120 km/h de promedio en el tortuoso trazado.
Un triunfó en la prueba siciliana era un sello de autenticidad y coraje para el piloto. La prueba conocía el mismo sabor mítico que las 24 Horas de Le Mans, los 1.000 km de Monza o Nürburgring, y, si se apura mucho, las Mille Miglia. Solo acabarla era sinónimo de algo distinto, un desafió.
A lo largo de los años vio diversos cambios de trazado, aunque siempre ubicado al noroeste de Palermo, en la zona del parque de las Madonnies, de donde el circuito tomo el nombre. Aunque la zona no es excesivamente montañosa, el relieve es caprichoso, de forma que la sucesión de curvas forma un entrelazado.
Estas características y la popularidad de la prueba hicieron que muchos pilotos de rallies probaran fortuna en la misma y consiguiera incluso la victoria. Lancia fue una de las marcas que no dudo en modificar sus habituales coches de rallies para participar en la Targa; desde unos Lancia HF convertidos en spiders, hasta un Lancia Stratos que consiguió la victoria en 1974. Vic. Elford, Sandro Munari, Gerard Larrousse y Amilcare Balestrieri, por citar a los rallyman más conocidos, figuran en el palmarés de la prueba.
La primera edición, en 1906, tuvo 22 inscriptos, que daban dar tres vueltas q un circuito de casi 200 km. Solo diez se atrevieron a tomar la salida, y el italiano Alessandro Cagno, sobre un Itala, sorprendió a los grandes nombres del momento: Vicenzo Lancia, Henry Fouriner, Pope o Le Bion. Al año siguiente, ya se presentaron medio centenar de participantes, y Felipe Nazzaro inscribió por vez primera su nombre en el palmarés.
Para elevar el nivel, Florio solicito la participación de pilotos locales y el mismo estuvo a punto de ganar la edición de 1909, donde fue batido apenas por un segundo por la Spa de Di Ciuppa.
En 1912, la prueba tenía 1.000 km de recorrido, que a un promedio de 50 km/h representaba veinte horas al volante. Por ello, en 1913 se disputo en dos etapas excelente para la Targa: Ascari, Nuvolari, Masetti, Divo o Varzi, algunos de los mejores hombres del momento, inscribieron su nombre en el palmarés.
La Targa renació tras el conflicto bélico más potente. El reglamento cambió. Después en 1958, los equipos estaban formados obligatoriamente por dos pilotos que se revelaban. Von Tripps, Siffert, Pedro Rodríguez, Briand Redman y otros grandes especialistas de Sports triunfaron en Sicilia.
En 1974, la Targa recibió su sentencia de muerte. La FIA decidió que la prueba dejara de puntuar para el Mundial. Dos años después, transformada en prueba exclusivamente abierta a pilotos italianos, la Targa Florio entonó su adiós definitivo.
En 1970, Porsche sorprendió a todos cuando puso a punto para la Targa Florio un coche absolutamente nuevo, el 908/3. Aunque los famosos 908 habían recibido diversas carrocerías, el 908/3 era totalmente nuevo y revolucionario, derivado del 909 que disputaba el Campeonato de Europa de Montaña, y, por lo tanto, mucho más ligero y pequeño que el 908 tradicional.
Los apenas 600 kg para 360 CV de potencia y las dimensiones reducidas lo hicieron imbatible en los circuitos más tortuosos. Para bajar peso, algunos de los tubos del chasis eran de titanio, y se emplearon muchos otros trucos por el estilo. Resultaba tan ágil de pilotar, que lo denominaron popularmente la bicicleta.
Hablar del Targa Florio es hablar del maestro de escuela más rápido del mundo: Nino Vaccarella. Profesor de contabilidad, Nino conocía estas carreras como nadie, no en vano había nacido aquí. Era el ídolo local y ello se notaba porque no había una curva que no llevara su nombre pintado: ¡Forza Nino!, Val, Vaccarella y frases por el estilo estaban pintadas sobre el asfalto, los muros, las vallas…
Solo logro tres victorias; en 1965, junto a Lorenzo Bandini sobre una Ferrari 330, y en 1971, con un Alfa Romeo 33/3 junto al holandés Toni Hezemans. La tercera fue también sobre un Alfa Romeo 33TT12 en 1975, junto a Arturo Merzario, pero la Targa ya no era puntuable para el Mundial. Tres victorias, las mismas que el belga Olivier Gendebien…, y en otras tres ocasiones fue traicionado por la mecánica cuando era sólido líder. Vaccarella fue un gran especialista en carreras de Sports-Prototipos, con victorias en Monza, Nürburgring y Le Mans.
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